miércoles, 15 de septiembre de 2010

Vorágine

¿Sabéis de esas situaciones en las que tu conciencia coge un objeto contundente y le pega un buen golpe a tu subconsciente haciendo que salte al nivel plano de tu realidad?

Bien, yo me hundí en esa realidad, me hundí en ese plano hasta convertirlo en onírico y relegarlo a un mundo paralelo en el que todo y nada estaba a mi alcance, pues aunque pudiera conseguir cualquier cosa que me propusiera se quedaría en ese nivel surrealista y jamás llegaría a formar parte de mí por completo.

He sentido esa sensación durante mucho tiempo, la sigo teniendo, sigo queriendo experimentarla y en cierto modo disfrutarla. Y de repente, ¡PUM! La alternatividad de tu mundo se derrumba y te enfrentas cara a cara con el mundo físico del que intentamos evadirnos de cualquier forma posible.

Unos utilizan el cine, otros la música, los videojuegos, el deporte, televisión en general, incluso el trabajo, ya sea por necesidad o por hobby, la lectura, la escritura, la comida, el alcohol, las drogas, la compra, compulsiva o necesaria, la degustación, la fotografía, el terror, pensamientos evasivos...

Mierda subyacente de una realidad en la que lo único que realmente te importa eres tú y las personas a las que quieres. Vives constamente preocupado por que tu mierda no salpique a los demás y al mismo tiempo no ser salpicado. Es triste soñar, triste y alegre, bendita contradicción, pues si no fuera por los sueños jamás llegaríamos a tener una vida plena. Pero en ocasiones esos sueños traspasan el segundo nivel, convirtiéndose así en intereses casi imposibles de ver realizados. El fracaso.

Es bonito soñar, pero no nos equivoquemos, no sirve de nada si te olvidas de vivir. La reciprocidad de ambos elementos es absolutamente necesaria para alcanzar lo que la gente llama coloquialmente felicidad. Yo prefiero concebirlo como plenitud. Así pues, vivid y soñad, pero recordad que antes he dicho vivid.

Yo he soñado durante mucho tiempo, hoy me toca vivir.

2 comentarios:

  1. El problema de ambos conceptos es que, por norma general el individuo, en base a su capacidad de abstracción y futuricción, establece uno planes de futuro que probablemente acaben fallando en el momento más inoportuno.
    Y es que, es ahí donde todo lo que forma a la persona (vida y sueño), se convierte en mierda y sale a flote la cara más amarga de lo que se lleva dentro.
    Lo que quiero decir, a fin de cuentas, es que independientemente del método que uses la busqueda de la felicidad no es la clave, puesto que es una utopía. Lo que se debe realmente hacer es intentar desechar el mayor número de infelicidades posibles...

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  2. Efectivamente. Y es que como dijo el Sócrates del siglo XX (o sea, Homer J. Simpson), intentarlo es el primer paso hacia el fracaso.

    Y por eso yo no lo llamo felicidad, me parece una palabra totalmente surrealista, sin embargo, hoy, me siento pletórico. Ayer seguí mis propias recomendaciones a pies juntillas y el resultado creo que no podría haber sido mejor xD.

    Qué coño, viva el vodka.

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